Producción de peces y algas

En este contexto de aumento de la escasez de recursos, el flujo de nutrientes desde la tierra al mar está contribuyendo a la eutroficación marina y, en consecuencia, a la pérdida de biodiversidad. Para abordar ambos problemas, el GALP danés de Djursland ha ayudado a una empresa local, Pure Algae, a introducir el cultivo vertical de Ulva —una macroalga verde oportunista— en un sistema terrestre de acuicultura recirculante (SAR) que produce peces de aleta. El objetivo es convertir los flujos lineales de nutrientes de la tierra al mar en flujos circulantes, con el fin de conservar los nutrientes biodisponibles, como el nitrógeno y el fósforo, en las instalaciones de producción.

Esta unidad terrestre de producción de pescado permite capturar las emisiones de CO₂ y los nutrientes producidos por las actividades acuícolas, y utilizarlos para cultivar las macroalgas por medio de un SAR multitrófico integrado (SARMI). De esta manera, se previene que las aguas residuales de la acuicultura escapen al medio ambiente y dañen los ecosistemas marinos: en lugar de ello, dichas aguas se aprovechan para cultivar las algas, creando con ello una nueva y valiosa fuente de ingresos que, a su vez, duplica la producción del cultivo.

El cultivo de algas sigue siendo aún un campo nuevo dentro de la acuicultura, de modo que mover el cultivo de algas del mar a la tierra constituye un paso más en el avance de este innovador sector. La selección de esta especie particular de algas se basó en su crecimiento exponencial en condiciones favorables, así como en su potencial para generar grandes cantidades de biomasa, que se puede utilizar para numerosos fines, como alimentación humana y animal, y usos farmacéuticos.